DÍA 24
El cabo Santa María queda unido con la costa y el deseo. Está
en una lengua de tierra en el marecumbé que se forma en esta punta de Portugal.
Intenté, desde la carretera que va al aeropuerto, llegar hasta ese punto
exacto, pero con lo de Trafalgar ya tuve bastante y lo que tenia por la proa
era peor. Asi que prudentemente di popa y se me quedó el cabo Santa María a poco
menos de dos kilómetros.
Toda esta zona es enormemente turística pero en esta fechas
está mas transitable . Sigo viendo mucho giri jubilado y mucho caravanista. Hay
dos tipos de gente en su interior y diametralmente opuestos, creo yo; la pareja
de jubilados, franceses, ingleses, holandeses, alemanes. nórdicos al fin, y la
parejina o los tres o cuatro chicos con los trajes de neopreno colgados al sol
de sus portones y ventanas y el artilugio que toque, surf, kite, etc. sobre el
techo.
El día es ventero y despejado y rodamos bien en demanda del
cabo San Vicente que está en esa nariz que Portugal tiene para olisquear el Atlántico
en su región del Algarve
La zona sigue siendo turística y con mucho tráfico. Un
tráfico endemoniado en el que el sálvese quien pueda es lo corriente . Por un
par de veces no me llevé a un motocarro por delante y otro par de veces que
casi me llevan a mi .
La zona es preciosa con altos y bajos que se asoman a la
mar. El cabo San Vicente es un destino turístico al que suben autobuses y
caravaneros . El Sagres está en alza por
lo que se ve.
El ventarrón que trae el Atlántico, el color de sus aguas,
ya me recuerda a mi Cantábrico querido.
Antes de llegar anuncian algunas construcciones y un fuerte.
Destinos también para los autobuseros que desde el hotel de turno se suben a
ese mastodonte a las 9 de la mañana y se bajan a las 9 de la noche con sus 120
fotos en sus móviles que bien se podían haber ahorrado y bajárselas del Google Maps. Pero es otro tipo de viaje que
hay que respetar aunque no comparto. Ellos se dejan en Portugal bastante más
dinero que yo, al menos en esta ocasión.
Cabo San Vicente es una fiesta de asiáticos. Coincido con un
autobús repleto de ellos y decido esperar a que pase esta marea de personas
bajitas y amables de permanente sonrisa en la cara. Asi que cuando el bus se los
ha llevado, entro yo. Tiene un recinto fortificado y su tienda de souvenirs y su guardia que se mosquea un
poco cuando pongo la Cirila marcha atrás contra el enrejado de la entrada.
.- você não pode, você
não pode estacionar aqui. Isto é para o uso da fortificação. É passagem de
veículos
Pero ya lo tengo aculado para la foto y me bajo para decirle
que es un segundo para hacer una foto. Para que salga el coche con la cúpula de
la lámpara del faro detrás . Y que me gustaría que el saliera también. Eso para
romperle el hielo y los esquemas, claro
.- Eu posso não
senhor, eu estou trabalhando. Mas fique um momento para a foto e remove o
estacionamento
Le doy las gracias y hago unas cuantas fotos.
Dentro está dividido el turisteo y el ejército. Hay que
tener en cuenta que en Portugal Los Faroles son competencia del ejercito y su
custodia y mantenimiento lo llevan los soldados .
Había visto la señal de campismo a 2 km y para allí que me
fui ya a media tarde.
Dormimos la Cirila y yo debajo de unos pinos tan ricamente
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