Desde Rilke a Ortega, desde
los clásicos hasta los modernos casi todos animan a escribir. Que nos
mueve a llevar al papel lo que nos parece que tiene que quedar plasmado…? Las más
de las veces son temas de índole personal y domestica; a pocos puede interesar.
Otras en las que el que escribe cree que si pudieran interesar a alguien y
mueve sus cuartillas, sus relatos, sus cosas llevadas al folio, por entre sus
amigos. Y estos le animaran a no, le aconsejaran o no, le aplaudirán o no. Pero
uno, erre que erre, sigue en su pulsión por escribir. Aquella pulsión que bien
trataba a principios del siglo pasado Rainer Maria Rilke en sus Cartas a un Joven Poeta dirigidas a Franz Xaver
Kappus ;
… ¿debo escribir? Excave en sí mismo, en busca de una respuesta
profunda. Y si esta hubiera de ser asentimiento, si hubiera usted de
enfrentarse a esta grave pregunta con un enérgico y sencillo DEBO, entonces
construya su vida según esa necesidad…
Así de simple y así de rotundo y
claro el consejo
No es escritor aquel que publica con más o menos éxito lo
que escribe. Y todos sabemos de lo infumables que resultan algunos de los best sellers que a machamartillo las máss
media nos hacen tragar en perfectas hasta el milímetro y orquestados hasta la última nota, campañas publicitarias. Se es escritor y permitidme aquí la
redundancia, cuando uno escribe.
Huérfanos recientes que
somos de John Berger, traigo aquí su reflexión que nos dejó en el PUERCA TIERRA de su trilogía y muy, muy al comienzo.
Ya en sus primeras páginas como declaración de intenciones:
“No soy campesino. Soy
escritor: mi escritura es al mismo tiempo un vínculo y una barrera. Nunca he pensado
que escribir fuera una profesión. Es una actividad independiente, solitaria, en
la que la practica nunca otorga un grado de veteranía. Por suerte cualquiera
puede dedicarse a esta actividad. Sean cual sean los motivos políticos o
personales que me conducen a escribir algo, en cuanto empiezo la escritura se
convierte en una lucha por dar significado a la experiencia… el acto de escribir no es más que el acto de
aproximarse a la experiencia sobre la que se escribe; del mismo modo, se espera
que el acto de leer el texto escrito sea otro acto de aproximación parecido.”
Y lo suscribo de la quilla a la perilla y como aviso a navegantes
lo dejo aquí en este invento moderno de RR.SS. y marecumbes de comunicación varios.
Pero la intención es buena. Pretendo aproximarme y que al escribirlo os aproximéis también a la
experiencia.
Todo está ya listo para la partida. Todo chequeado para
doblar esos cabos por tierra e ir contándolos y escribiéndolos.
Os veo por aquí enseguida